Disciplina
La Disciplina es la capacidad de
actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien.
La Disciplina exige un orden y
unos lineamientos para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados,
soportando las molestias que esto ocasiona. La principal necesidad para
adquirir este valor es la Autoexigencia;
es decir, la capacidad de pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo
"extra" para ir haciendo las cosas de la mejor manera. El que se sabe
exigir a sí mismo se hace comprensivo con los demás y aprende a Trabajar y a darle
sentido a todo lo que hace. La disciplina es indispensable para que optemos con
persistencia por el mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando
una conciencia bien formada que sabe reconocer los deberes propios y se pone en
marcha para actuar.
Este valor es fundamental y
básico para poder desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es
prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades que
se presentan día a día.
Siempre debemos estar conscientes
del objetivo que queremos lograr y proponernos alcanzarlo; eso, es eficacia. Ser eficaz es la capacidad de producir
resultados; no solamente se debe dar en las áreas en que producimos cosas, sino
también debemos dar resultados como alumnos, padres, hijos, hermanos y como
ciudadanos.
Para llegar a aceptarnos, primero debemos conocer todo lo que somos
-tanto lo bueno como lo malo- sin juzgarnos. Es importante saber y aplicar
que debemos huir de las comparaciones, pues todos somos diferentes. Por último,
una vez que conocemos y valoramos lo bueno de nosotros mismos, podemos
potenciarlo centrándonos en aquellas actividades que sabemos que podemos
realizar con mayor facilidad y crecer dentro de ese ámbito, mientras que
aceptamos aquello que, en un momento dado, se nos puede escapar.
El cumplimiento correcto de las
virtudes viene a ser lo que llamamos ÉTICA.
Cuando NO se cumple con las virtudes, NO se está actuando ÉTICAMENTE.
Todos tenemos virtudes y defectos
que nos diferencian de los demás y que, por tanto, nos aportan una identidad
propia.
La humildad es la Madre de todas las virtudes,
así como la soberbia es la madre de todos los vicios.
Estas son algunas Técnicas para
perseguir nuestro propósito:
1. Autoexamen: concéntrese al máximo en descubrir su verdadero yo. Descubra sus habilidades particulares y qué le hace verdaderamente
feliz. Esto le permitirá enfilar sus energías hacia la consecución
de sus sueños.
2. Cinco pasos para alcanzar objetivos:
2.1. Formarse
una clara imagen mental del resultado.
2.2. Someterse
a presiones positivas: por ejemplo, el compromiso público.
2.3. Nunca
fijarse una meta sin fijar un plazo para lograrla.
2.4. Aplicar
la “regla mágica del 21”: la cual es que para que un comportamiento nuevo se
vuelva un hábito, es preciso repetirlo durante 21 días seguidos.
2.5. Disfrutar
de todo el proceso.
Ahora ya solo queda poner por
obra todo lo aprendido en este artículo.
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